El radón es un gas radiactivo natural que representa un riesgo serio para la salud cuando se acumula en el interior de las viviendas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica la exposición prolongada a altos niveles de radón como la segunda causa más importante de cáncer de pulmón después del tabaco. Este dato subraya la necesidad urgente de mitigación del radón en las viviendas, una medida fundamental para proteger la salud.
En esta guía, se explican los pasos clave para la mitigación y rehabilitación de viviendas afectadas por radón, desde la evaluación inicial hasta las medidas preventivas para construcciones nuevas, de acuerdo con la normativa vigente en el Código Técnico de la Edificación (CTE), Documento Básico HS6.
¿Qué es el radón y por qué es peligroso?
El radón es un gas radiactivo que proviene de la desintegración natural del uranio presente en suelos, rocas y agua. Al ser incoloro, inodoro e insípido, no se detecta sin instrumentos específicos. Este gas se filtra en espacios cerrados a través de grietas en los cimientos, tuberías y otras aberturas, especialmente en zonas cerradas y poco ventiladas, donde alcanza concentraciones peligrosas.
El peligro del radón radica en que sus productos de descomposición se adhieren al tejido pulmonar al inhalarlo, aumentando el riesgo de mutaciones celulares y cáncer. El riesgo aumenta significativamente con la exposición prolongada a niveles elevados de radón, una amenaza que solo puede ser mitigada mediante una evaluación precisa y la adopción de medidas de reducción.
Evaluación inicial: ¿cómo detectar el radón?
El primer paso para la mitigación es realizar una evaluación inicial mediante medición certificada. De acuerdo con el Código Técnico de la Edificación (CTE), las mediciones de radón en viviendas deben realizarse durante al menos 60 días para obtener una estimación representativa de la concentración anual. En entornos laborales, el RD 1029/2022 establece un período mínimo de 3 meses de exposición de detectores para una evaluación precisa.
Métodos de mitigación del radón
Una vez detectados niveles elevados de radón, es crucial implementar medidas de mitigación para reducir su concentración a niveles seguros, recomendados por la Directiva EURATOM BSS 59/2013 y el RD 1029/2022. Entre los métodos más efectivos y expuestos en el CTE se encuentran:
- Ventilación mejorada: Aumentar la ventilación en la vivienda, ya sea mediante sistemas naturales o forzados, es una solución eficiente para diluir las concentraciones de radón. La ventilación adecuada permite expulsar el radón y reducir su acumulación en el interior.
- Sistema de despresurización del suelo (SDS): Este método consiste en instalar tuberías conectadas a un ventilador debajo de la vivienda, que extraen el gas del suelo y lo expulsan al exterior antes de que ingrese al interior. Es especialmente eficaz en viviendas con sótanos o losas de concreto.
- Sellado de grietas y aperturas: La reducción de las vías de entrada del radón es una medida complementaria. Aunque este método por sí solo no es suficiente, el sellado de grietas en cimientos, suelos y paredes es altamente efectivo en combinación con la despresurización del suelo.
- Instalación de barreras impermeables o membranas anti-radón: En algunos casos, se recomienda instalar membranas de barrera bajo las losas de concreto para evitar la filtración del gas. Estas barreras son especialmente útiles en zonas de alto riesgo y permiten una mitigación preventiva en construcciones nuevas.
En situaciones donde el radón entra a través del agua subterránea, es posible implementar un sistema de tratamiento de agua que elimine el gas antes de que se libere al aire interior.
Monitoreo y mantenimiento posterior a la mitigación
Una vez implementado el sistema de mitigación, es esencial realizar un monitoreo periódico para verificar que los niveles de radón se mantienen dentro de los límites seguros. La normativa sugiere realizar mediciones al menos cada cinco años y siempre después de una reforma estructural importante.
Medidas preventivas en nuevas construcciones
La prevención del radón en construcciones nuevas es una estrategia clave. El DB-HS6 del CTE establece los requisitos para prevenir la entrada de radón en edificios nuevos, incluyendo la instalación de barreras anti-radón bajo las losas de cemento y la evaluación del terreno antes de iniciar la construcción. Estas medidas no solo reducen significativamente la acumulación de radón, sino que facilitan la instalación de sistemas de mitigación en el futuro, si fuera necesario.
La importancia de profesionales certificados en la medición de radón
Contar con profesionales cualificados y certificados en medición de radón es fundamental para garantizar la seguridad y precisión de las evaluaciones. La inclusión de personal no capacitado puede llevar a resultados imprecisos y retrasar la implementación de soluciones efectivas, poniendo en riesgo la salud de los ocupantes.
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Conclusión
La exposición al radón es un riesgo que debe tomarse en serio. Con medidas adecuadas, como una evaluación inicial precisa, la implementación de sistemas de mitigación eficaces y el monitoreo continuo, es posible reducir su impacto en la salud. La inversión en la mitigación del radón es una medida de protección valiosa y, con Xpert Radón, puedes estar seguro de que estás tomando las decisiones correctas para proteger y asegurar un entorno saludable.
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